En esta entrada hablaré un poco de uno de los problemas pediátricos "más famosos", sobre todo en el ámbito escolar. Es útil conocer acerca de este padecimiento para poder referir adecuadamente a la persona que lo presenta con el profesional correspondiente.
El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (ADHD) es
un problema común del desarrollo neurológico que puede afectar a 2 a 10% de los
niños en edad escolar y persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. Se vincula
con una tríada de síntomas: impulsividad, falta de atención e hiperactividad.
El DSM-IV-TR ha descrito tres subtipos de ADHD: hiperactivo-compulsivo, falta
de atención y combinado. Para clasificarse de acuerdo con uno de estos
subtipos, el niño debe manifestar seis o más de los síntomas pertenecientes a
cada subtipo.
La mayoría de los niños con ADHD tiene un tipo combinado con
síntomas de falta de atención, además de hiperactividad e impulsividad. Aunque los
síntomas comienzan en la infancia temprana, pueden disminuir entre los 10 y 25
años de edad. La hiperactividad decrece con más rapidez y la impulsividad y
falta de atención persisten a menudo hasta la adolescencia o edad adulta. El
ADHD puede combinarse con otras afectaciones psiquiátricas, como alteraciones
del talante, en cerca del 20% de los pacientes, trastorno de la conducta en
otro 20% y trastorno de oposición desafiante hasta en 40%. Una proporción de
25% de los niños con ADHD que acuden a clínicas de referencia manifiestan tics
o síndrome de Tourette. A la inversa, más del 50% de los individuos con
síndrome de Tourette también tiene ADHD.
El ADHD tiene un componente genético sustancial. Se han
identificado varios genes probables, aunque existe evidencia sólida que el ADHD
es un trastorno en el que intervienen varios genes. Este problema se vincula
también con diversas anomalías genéticas relacionadas con alteraciones del
desarrollo, incluidos el síndrome de cromosoma X frágil, síndrome de Williams,
síndrome de Angelman, síndrome XXY (síndrome de Klinefelter) y síndrome de
Turner. El síndrome de alcoholismo fetal (FAS) también se relaciona firmemente
con ADHD. Los traumatismos del SNC, las infecciones del SNC, la premadurez y un
curso neonatal difícil con lesión cerebral también pueden vincularse con ADHD
tardío. En ocasiones, los problemas metabólicos, como el hipotiroidismo, pueden
ocasionar ADHD. Estas causas orgánicas de ADHD deben tomarse en cuenta al
evaluar a cualquier niño que presente problemas de atención, hiperactividad o
impulsividad. Sin embargo, en la mayoría de los niños que sufren ADHD se
desconoce la causa.
Tratamiento
El tratamiento del ADHD varía según sea la complejidad del
caso individual, lo que incluye enfermedades concomitantes como ansiedad e
incapacidad para el aprendizaje. Es importante educar a la familia acerca de
los síntomas de ADHD y aclarar que es un
trastorno neurológico que algunas veces es difícil que el niño controle. Por lo
general, las técnicas de modificación conductual ayudan a estos niños y deben
incluir estructura y consistencia en la rutina diaria, refuerzo positivo
siempre que sea posible y un tiempo a solas para conductas negativas. Es importante
tratar de incrementar la autoestima del niño, ya que las complicaciones
psicológicas son comunes en el ADHD. Existen varias intervenciones educativas
que sirven de ayuda, por ejemplo, un lugar preferente en el salón de clases, un
sistema consistente de refuerzo positivo de la conducta, estructura
consistente, repetición de la información cuando se necesite y el uso de
instrucciones que incorporan modalidades visuales y auditivas. Muchos niños con
ADHD tienen dificultades sociales notorias y el entrenamiento en habilidades
sociales resulta de utilidad. La asesoría individual es benéfica para aliviar
la autoestima baja, la actitud retadora y los problemas de conducta.
El tratamiento farmacológico combinado con intervención
conductual muestra evidencia de mejoría significativa en los síntomas del ADHD.
Hay que ser muy claros que se trata de un problema complejo que debe ser atendido por profesionales en la salud con proyección al trabajo interdisciplinario con otras áreas.
Bibliografía
Hay, W. W., Levin, M. J., Sondheimer, J. M., &
Deterding, R. R. (2010). Trastorno de déficit de atención/hiperactividad. En
W. W. Hay, M. J. Levin, J. M. Sondheimer, & R. R. Deterding, Diagnóstico
y tratamiento pediátricos (págs. 91-92). México, D.F.:
McGraw-Hill/Interamericana Editores, S. A. de C. V.
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