domingo, 3 de agosto de 2014

Mensajes de texto no están arruinando la gramática en los jóvenes

Si piensas que los jóvenes parecen estar pasando la mayor parte de su tiempo de "cara en una pantalla" en lugar de estar "de cara a otra persona", probablemente tenga razón.

Gran parte de ese tiempo que están ante una pantalla incluye la lectura o escritura en un idioma español que no se pare-c mucho a komo dbría ser.

No es de extrañar entonces que muchos maestros, padres y hasta los propios jóvenes se sientan preocupados por esta constante exposición a un español escrito de una manera no convencional. Al ver con frecuencia la palabra “todos” escrita como "to2" y “saludos” escrita como "salu2", uno podría llegar a pensar que este tipo de grafías puede empezar a usarse en la escritura formal de los estudiantes.

Afortunadamente en los últimos años la investigación arrojó una conclusión bastante sólida. La exposición a los "textismos" (forma abreviada para referirse a los mensajes de texto), en lugar de echar a perder la ortografía de los niños, en realidad está asociada a mejores habilidades de alfabetización. Aunque para los adultos parece que hay poca relación entre el uso de los textismos y la habilidad ortográfica.

Sin embargo, se ha investigado menos acerca de cómo los textismos afectan, no el deletreo de palabras individuales, sino a las convenciones gramaticales. Se ignoran las mayúsculas, no hay apóstrofes a la vista, y las oraciones no se separan mediante los signos de puntuación convencionales sino a través de una risa irónica “jaja” o de expresiones de emoción.

Si está bien escribir “yendo sarah!!!” cuando se escribe un mensaje de texto, ¿cómo van a aprender los niños más pequeños? ¿Cómo van a recordar los niños mayores que tienen que usar las reglas de la gramática escrita convencional?.

Junto a mis colegas, el profesor Clare Wood y la Sra. Sam Waldron, de la Universidad de Coventry en el Reino Unido, durante el transcurso de un año observamos los mensajes de texto y la gramática de los jóvenes. Trabajamos con 243 estudiantes de escuela primaria, secundaria y de la universidad del área de Coventry.

Para comenzar, estos jóvenes nos dieron copias de todos los mensajes de texto que enviaron en los últimos dos días. Analizamos estos mensajes en lo referente a sus violaciones a la gramática estándar. Los tres tipos más comunes de violaciones fueron:

• Omisión de mayúsculas y signos de puntuación ("hola como estas")
• Omisión de palabras (comunes en el habla informal, pero no en la escritura estándar, como en "saliendo ahora. ¿vienes?")
• Puntuación no convencional [utilizando múltiples signos de puntuación (??!!!), o emoticones, besos (xxx) y siglas (lol) en lugar de puntuación normal.


Aunque menos comunes, también estuvieron presentes las violaciones gramaticales a nivel de palabra, incluyendo violaciones aparentemente deliberadas tales como “tu es” y “ellos vamos”, y reducciones de palabras tales como “xq” y “ktl” en vez de “porque” y “qué tal”.

El uso moderno de las abreviaturas y la puntuación inusual en los mensajes de texto no significa que los jóvenes no saben más gramática, probablemente sólo están ahorrando tiempo.

Los participantes también completaron un conjunto de tareas para evaluar sus habilidades gramaticales y ortográficas formales. Un año más tarde les pedimos a los mismos estudiantes que completasen las mismas tareas para comprobar la gramática y la ortografía.

En general, no se encontraron pruebas de que el uso de violaciones gramaticales por parte de los estudiantes en mensajes de texto esté directamente relacionado con una mala gramática u ortografía. Aunque la omisión de mayúsculas y la falta de signos de puntuación se asocien con una peor ortografía, las otras relaciones significativas fueron positivas.

Tanto en el caso de los estudiantes de primaria y secundaria que usan formas gramaticales tales como “que hace tú”, así como para los estudiantes de secundaria que omiten mayúsculas y signos de puntuación, y además usan reducciones de palabras como, por ejemplo, “tas?” en lugar de “¿estás?” tales violaciones se asociaron con un mejor o más rápido desarrollo de la ortografía.

En el grupo de los universitarios cuando fueron evaluados 12 meses después se llegó a la conclusión de que el uso de palabras reducidas trajo aparejada una mejor ortografía. En otro sentido, también pudimos apreciar una relación negativa y es que la tendencia a omitir mayúsculas y signos de puntuación mostró un rendimiento posterior más pobre en la gramática hablada y escrita.

Sin embargo, esta tendencia parece estar mayormente explicada simplemente por las diferencias individuales en el nivel general de habilidades, más que con algo específico relacionado con los mensajes de texto.

Estos hallazgos concuerdan con los resultados del trabajo previo sobre las habilidades de alfabetización y los mensajes de texto. Durante sus años escolares los estudiantes consolidan sus conocimientos de la lengua escrita.

“Jugar” con el lenguaje en el ambiente informal de los mensajes de texto les ofrece la posibilidad de practicar otras formas de vinculación de los sonidos y las letras (“Hola, yo puedo escribir ‘gracias’ como ‘grax!’”), que es una habilidad que como sabemos es la base para otras habilidades en lectura y ortografía.

Además, tratar de encontrar formas no convencionales de combinar las palabras (“usted eres el mejor”) o de ahorrar espacio mientras se mantiene el significado (“Ir ahora” por “yo voy ahora”) o añadir emoción a un mensaje (“¡yupi! ”), alienta a los niños a relacionarse con las convenciones gramaticales que están transgrediendo.

En la adultez temprana vemos una relación mucho más moderada entre el uso de textismos y las habilidades gramaticales y de ortografía formales. Sospechamos que esto se debe a que los adultos jóvenes ya no están tan interesados en el uso de sus habilidades lingüísticas para jugar con el lenguaje escrito en el formato informal de los mensajes de texto.

En cambio, su estilo de escritura de mensajes parece estar conformado por las expectativas que ellos y sus amigos tienen sobre la forma en que los mensajes de texto “deberían” ser, por el uso de las funciones de auto-corrección de sus teléfonos, y por el deseo de incluir expresiones emocionales a sus mensajes.

En resumen, la evidencia sugiere que las violaciones gramaticales en los mensajes de texto de los niños, adolescentes y adultos, no parecen reflejar una disminución del conocimiento gramatical. Los jóvenes parecen estar conscientes de que los diferentes tipos de comunicación requieren diferentes formas de escritura.

Mientras los jóvenes escritores tengan claro este punto, las violaciones a la gramática en la comunicación digital no tienen por qué ser percibidas como una reducción en la habilidad de la escritura, sino más bien, como una alternativa al estilo casual del repertorio de un escritor.

Nenagh Kemp es profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Tasmania. Este artículo fue publicado anteriormente en theconversation.com.

3 comentarios:

  1. Este articulo creo que para nosotros que estamos en proceso de formación como maestros de lengua española y literatura, es de suma importancia, ya que la tarea principal es o sería encauzar a los alumnos en el origen de la gramática así como su importancia y aplicación correcta.
    Y efectivamente los mensajes de texto en conjunto con las tecnologías actuales, han reemplazado primero el hábito de leer para ampliar el vocabulario y segundo una aplicación correcta de las palabras y escritura ordenada.

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  2. Buenas tardes, me gusto mucho tu trabajo, que hablas sobre la importancia de la utilización ortográfica, que día con día, los jóvenes y todos en general la vamos deformando.

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  3. Me pareció muy interesante el articulo.
    Desde mi propia experiencia te cuento que a mi si me afecto el "textismo" pues siento que antes de tener celular, yo respetaba las reglas ortográficas pero con el paso del tiempo y con el uso constante de esta tecnología; me di cuenta del grave problema en el que estaba cuando quise escribir y vi mis muchas faltas de ortografía, claro, que no todos somos iguales, a unos nos afecta y a otros no.

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