Entrega #3: Aliteración; y cantidad silábica.
ALITERACIÓN. Es un sistema propio de épocas primitivas, y se empleó con profusión en la antigua literatura anglosajona. Si el sistema paralelístico partía de un ritmo intelectual, la aliteración arranca de un fenómeno puramente fonético: la repetición de un sonido consonante dentro del verso. Tan elementales efectos acústicos perturban de algún modo la afectividad del oyente y llegan a producir emoción estética. Combinando la repetición de consonantes dentro del verso con una acentuación muy marcada, la antigua épica nórdica conseguía dar sensación de ruda nobleza, muy en consonancia con los temas tratados. Entre nosotros se acuda, a veces, a la repetición de consonantes como mero recurso poético: bajo el ala leve del leve abanico.
CANTIDAD SILÁBICA. Los poetas griegos y latinos fundaban su versificación en la medida del tiempo necesario para recitar los versos. Distinguían las sílabas en largas y breves, y de su adecuada combinación nacía el verso. La sílaba larga valía dos tiempo y la breve, uno, y se agrupaban en pies, que era la unidad métrica más simple.
Por lo que hace a la intensidad, había en todo pie una parte fuerte o elevación de voz, que se llamaba arsis, y otra débil o tesis.
Los principales pies grecorromanos, a los cuales se pueden reducir todos los demás, son:
Troqueo (larga y breve)
Yambo (breve y larga)
Espondeo (dos largas)
Tríbraco (tres breves)
Anfíbraco (breve, larga, breve)
Crético (larga, breve, larga)
Anapesto (dos largas y breve)
Dáctilo (larga y dos breves)
El verso más común y bello de la poesía clásica es el hexámetro. Consta de seis piés, de los que el quinto tiene que ser dáctilo y el sexto, espondeo; los otros cuatro pueden ser dáctilos o espondeos, a discreción.
En la próxima entrega nos adentraremos en el mundo de la versificación española.
Bibliografía:
Oca, F. M. (1971). La versificación. En F. M. Oca, Teoría y técnica de la Literatura (pág. 99-100). México, D.F.: Editorial Porrúa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario