viernes, 30 de enero de 2015

LA EXPOSICIÓN




La exposición se utiliza para presentar el contenido de un tema con la intención de explicar y desarrollar una serie de ideas y así transmitirlo de manera clara y convincente a los demás. Los textos en los que predomina la exposición se denominan textos expositivos.


Características de la exposición
La exposición es un tipo de discurso cuyo fin primordial es transmitir información. Es una de las manifestaciones de expresión propias de los textos didácticos. Esta finalidad se puede concretar de formas muy distintas, ya sea en lengua oral o escrita: son exposiciones el artículo especializado en el que un científico da a conocer sus descubrimientos, la noticia periodística mediante la cual esos mismos descubrimientos se divulgan, el ejercicio de examen en el que un alumno desarrolla un tema propuesto o la explicación oral que un guía realiza mientras enseña un museo a un grupo de turistas. En cualquiera de esos casos el emisor debe tener un conocimiento profundo del tema que trate. 

Para que el propósito informativo característico de la exposición se cumpla de manera satisfactoria, el texto expositivo debe reunir una serie de cualidades, entre las que se cuentan la claridad, el orden y la objetividad. Todo texto expositivo, en efecto, debe presentar sus contenidos de forma comprensible para el interlocutor (claridad), organizados según un determinado criterio (orden) y sin valoraciones personales injustificadas (objetividad).

Los elementos de la exposición

El discurso expositivo tiene lugar en una situación de comunicación que viene determinada por tres elementos: el emisor, el receptor y la relación que se establece entre ellos.  
            El emisor ha de poseer unos conocimientos suficientes acerca del tema de la exposición y la voluntad de transmitir esos conocimientos de una manera objetiva y, a la vez, comprensible para su potencial receptor; puede tratar de influir sobre el comportamiento de los demás, además de informar. Puede ser individual o colectivo, y particular o institucional.
            El receptor es la persona o el grupo a quien va dirigida la exposición. El tono y el léxico deben estar adaptados a la naturaleza y el nivel de conocimientos de los receptores.  Puede ser un experto en la materia, ignorarla por completo o poseer algunos conocimientos sobre ella. De este nivel de conocimientos dependerá el objetivo con el que se acerque al texto: encontrar una información inicial sobre un tema, ampliar lo que ya sabe o acceder a las últimas investigaciones de la disciplina en la que es un especialista.
            La relación entre emisor y receptor es básica para que la información se transmita de una manera efectiva. El emisor ha de adaptar su exposición al tipo de receptor al que va a dirigirse: solo así conseguirá dar a su intervención el nivel y el tono adecuados.


Ordenar la información en el párrafo

La información se puede ordenar en el párrafo según distintas estructuras:
            Estructura deductiva. La idea principal se enuncia al principio, y a continuación se explica, se demuestra o se desarrolla. Ejemplo:
            Estructura deductiva Los avances científicos son sumamente beneficiosos para la humanidad. En primer lugar, porque permiten combatir numerosas enfermedades. Y, en segundo lugar, porque hacen más cómoda nuestra existencia.
            Estructura inductiva. La información más relevante se expone al final del párrafo y se presenta como conclusión de lo dicho anteriormente. Ejemplo:
            Estructura inductiva Los avances científicos permiten combatir numerosas enfermedades. Por otra parte, hacen más cómoda nuestra existencia. Podemos concluir, pues, que el desarrollo de la ciencia es sumamente beneficioso para la humanidad.
            Estructura paralela. El párrafo se organiza como una sucesión de ideas que no quedan subordinadas unas a otras. Ejemplo:
            Estructura paralela Los avances científicos permiten combatir numerosas enfermedades. Por otra parte, hacen más cómoda nuestra existencia. Además, nos permiten soñar con un futuro en el que el ser humano será dueño absoluto de su destino.

Recursos lingüísticos de la exposición

Según la forma que adopta la exposición se usan unos conectores específicos:
   En las exposiciones en forma narrativa predominan los conectores temporales u ordinales (primero, después, por último…).
   En las exposiciones en forma descriptiva abundan los conectores espaciales (delante, arriba…), los de contraste (a diferencia de, por el contrario…) y los distributivos (por una parte, por otra parte…).
   Las exposiciones en forma argumentativa presentan como conectores característicos los de causa-efecto (porque, de manera que…).

Clases de exposición

La exposición se puede organizar según distintos esquemas textuales y temáticos. Si se atiende a su forma, puede ser narrativa, descriptiva o argumentativa; si el punto de vista se centra en el contenido, será científica, didáctica o periodística.



Clasificación textual de la exposición

La palabra exponer remite, entre otras cosas, a la idea de explicar algo o hablar de algo para que los demás lo conozcan. Así pues, podemos definir la exposición como el tipo de discurso que tiene por objeto transmitir información. Claridad, orden y objetividad son las principales características de la prosa expositiva.
        

        
La exposición en forma descriptiva. La forma descriptiva es típica de las exposiciones que se centran en la caracterización de una determinada realidad que se presenta ante el receptor; también es frecuente en las clasificaciones o comparaciones. Ejemplo: “El tronco racial negroide se caracteriza porque las personas que lo componen tienen la nariz ancha, los labios y los ojos grandes, la piel oscura y el pelo negro y muy rizado. “
         
La exposición en forma argumentativa. La exposición en forma argumentativa se distingue por el análisis razonado del tema, que lleva a establecer relaciones de tipo causal. Ejemplo: “La ampliación del comercio internacional y la mejora de los mecanismos financieros hicieron que en el siglo XVIII la economía pasara a estar controlada por la burguesía. “
Clasificación temática de la exposición

Los textos expositivos también se pueden clasificar según su temática:

Científica
Tema especializado. Exige orden, rigor y precisión.
Didáctica
Temas de conocimiento. Precisa orden, claridad y exactitud.
Divulgativa
Está dirigida al público en general. Trata temas de interés y tiene un estilo sencillo y claro.
Humanística
Exige análisis reflexivo, orden, claridad y desarrollo dialéctico.
Periodística
Presidida por un dominio de la objetividad, claridad y exactitud en la información que transmite.


ORÍGEN DEL ESPAÑOL


La capacidad de hablar es una de las facultades que nos diferencian de los demás animales. Hay mamíferos y aves que se comunican mediante un "idioma" hecho con unos cuantos sonidos, pero el lenguaje humano es mucho más rico y está altamente desarrollado. Una lengua es una forma de organizar los sonidos para expresar ideas. El lenguaje humano se fue desarrollando a lo largo de los siglos, y de ahí que se hablen tantos idiomas en la actualidad. Los idiomas pueden agruparse en familias de origen común.
En el mundo hay unos cinco mil idiomas, subdivididos en muchisimos dialectos o formas locales de los idiomas.

Lengua Española o Lengua Castellana

Lengua románica, derivada del latín, que pertenece a la subfamilia itálica dentro del conjunto indoeuropeo; es el idioma de España y de las naciones hispanoamericanas, excepto Brasil, Haití y la Guayana; cuenta con unos cuatrocientos millones de hablantes.

Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma; el término español es relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua, castellano entendido como ‘lengua de Castilla’.



En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominación y no plantean dificultad especial a la hora de entender como sinónimos los términos castellano y español.
Renunciar al término español plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los españoles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños de calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameña.

 Orígenes
La base del idioma Español es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a. C., que se impuso a las lenguas ibéricas y al vasco.
El latín, la lengua de Roma.

Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos literarios. Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua, tenemos imaginar como hablaban los hombres y mujeres del Imperio. Efectivamente, las lenguas romances no derivan del latín escrito en la literatura, sino del latín hablado en las calles y en las plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son importantes. En el aspecto fónico, el latín literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinción por el acento de intensidad, que persiste como rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban lo que significa que adoptaban una terminación diferente según cual fuera la función que desempeñaban en la oración.

Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un aumento en la cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el latín literario empleaba con frecuencia el hipérbaton en tanto que el latín oral ordenaba la oración con una regularidad casi constante y similar a la de nuestra lengua. Una relación lógica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la escrita.
Otros elementos conformadores del lexico español
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos.

 Los primeros invasores de la península

Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades.
A ambos lados de los Pirineos, se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con loa iberos formaron el grupo de los Celtíberos.
Si bien cada una de estas comunidades poseían su propia lengua, es posible suponer que se influían entre si.

La invasión Germánica
En el año 409 se produjo en España la invasión de pueblos provenientes del norte(los visigodos), entraron en la península por los Pirineos. No eran muy numerosos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana. En un principio no se unían con los pobladores hispano - romanos, pero con el tiempo se fueron romanizando tanto los hispano-romanos como los visigodos, mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el caso del castellano, se advierten principalmente en el léxico.


La influencia Vasca
Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce, aunque hay varias teorías al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa influencia en la conformación del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de León; junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente, llevaron sus hábitos lingüísticos y, además, ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano.
La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió.

La invasión de los árabes
En el año 711 se produjo la invasión árabe en España. Los musulmanes llevaron adelante la conquista con una fuerza inusitada. Así consiguieron abarcar toda la península, desde el sur hacia el norte.
La invasión árabe tenía un objetivo religioso. Por este motivo la lucha entre el mundo hispano-románico y el árabe se transformó en una lucha entre dos civilizaciones: la cristiana y la musulmana. La prolongada permanencia de los árabes en España y el contacto estrecho entre ambos pueblos generaron una cultura nueva que abarcó no solo lo lingüístico, sino también la literatura, la arquitectura, el arte y las costumbres.
En lo referente a la lengua los mozárabes hablaban un romance arcaico con gran cantidad de arabismos. Algunos seguían profesando el cristianismo, pero solían escribir con caracteres árabes. En cuanto a literatura produjeron una composición poética de metro y lenguaje híbridos, el zéjel.
La convivencia entre ambas culturas permitía reconocer dos Españas: la España musulmana, floreciente y lujosa, y la España cristiana, empobrecida y asolada por las guerras. Sin embargo la España cristiana valorizaba la cultura.

La Historia del Castellano
En la formación del español cabe distinguir tres grandes periodos: el medieval, también denominado del castellano antiguo, fechado entre los siglos X al XV; el español moderno, que evolucionó desde el siglo XVI a finales del XVII, y el contemporáneo, desde la fundación de la Real Academia Española hasta nuestros días.

El castellano medieval
El nombre de la lengua procede de la tierra de castillos que la configuró, Castilla, y antes del siglo X no puede hablarse de ella. Por entonces existían cuatro grandes dominios lingüísticos en la Península.
El Castellano fue tan innovador en la evolución del latín como lo fueron los habitantes de Castilla en lo político.
En el sur, bajo dominio árabe, hablaban mozárabe las comunidades hispanas que vivían en este territorio y conservaron su lengua heredada de épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por afirmación cultural que marcara la diferencia con las comunidades judía y árabe, bien por falta de contacto con las evoluciones que se estaban desarrollando en los territorios cristianos. En esta lengua se escriben algunos de los primeros poemas líricos romances: las jarchas, composiciones escritas en alfabeto árabe o hebreo, pero que transcritas corresponden a una lengua arábigo-andaluza.
El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio en el siglo XIII Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y legales. El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido.


Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del latín y eran las preposiciones las que señalaban la función de las palabras en la oración. Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo.
El español del siglo XII ya era la lengua de los documentos notariales y de la Biblia que mandó traducir Alfonso X.
El castellano moderno
La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes Católicos, establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de conformación y consolidación del idioma.
A esta época pertenecen el cambio de las consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema fonológico del español.
Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos correspondió la expansión de Castilla y, por lo tanto, el contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser el castellano la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a América de la mano de la gran empresa realizada por la Corona de Castilla, ya fijada en la gramática normativa de Nebrija.

En Francia, Italia e Inglaterra se editaban gramáticas y diccionarios para aprender español, que fue la lengua diplomática hasta la primera mitad del siglo XVIII. En esta etapa de la lengua se llegó al esplendor literario que representan los autores del siglo de oro. El léxico incorpora palabras originarias de tantas lenguas como contactos políticos tenía el imperio. Del italiano entran en el español desde el siglo XV al XVII los nombres de la métrica y preceptiva literaria.
Los americanismos, que comienzan a entrar en el siglo XVI, ofrecen una lista referida a las realidades que en Europa no se conocían y que son españolismos tomados por las lenguas europeas que proceden del quechua y el guaraní. Los términos más antiguos, proceden de los arawak.

El español contemporáneo
En el año 1713 se fundó la Real Academia Española. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y sancionar los cambios que de su idioma habían hecho los hablantes a lo largo de los siglos. En esta época se había terminado el cambio fonético y morfológico y el sistema verbal de tiempos simples y compuestos era el mismo que ha estado vigente hasta la primera mitad del siglo XX.
Los pronombres átonos ya no se combinaban con las formas de participio y, gracias a la variación morfológica, los elementos de la oración se pueden ordenar de formas muy diversas con una gran variedad de los estilos literarios.

 Los Dialectos
Hasta la irrupción de la radio y la televisión en la sociedad —en la segunda mitad de este siglo—, era relativamente fácil diagnosticar por los hábitos fonéticos y la entonación la pertenencia de un determinado hablante a su correspondiente área dialectal. Hoy, aunque también se siguen dando estas diferencias, la imitación de la norma que esos medios han ido creando entre los hablantes, hace que la pertenencia a diferentes comunidades lingüísticas no sea tan clara ni tan rotunda.
Del mapa lingüístico medieval ibérico surgieron variedades lingüísticas que algunas se convirtieron en lenguas y otras, con el paso del tiempo, se transformaron en dialectos de alguna de ellas. Entre las variedades relacionadas con el español se encuentran: el leonés, que se habló desde Asturias hasta las tierras de Cáceres y que, ya a finales del siglo XV, había dejado su lugar de idioma en pugna con el castellano para ocupar el puesto de mera variedad dialectal; el aragonés, con una situación análoga al leonés, que se habló en el reino de Aragón y cuyas fronteras naturales son los Pirineos por el norte, la cordillera Ibérica por el oeste y los límites de Cataluña y Valencia por el este. A partir del siglo XIV, como consecuencia de la conquista de Andalucía por los castellanos, surgió el andaluz, que integró algunos rasgos del mozárabe, como un auténtico dialecto del castellano. El extremeño, que empezó siendo una variedad fronteriza del leonés y el castellano se ha consolidado como uno de los pocos dialectos hoy todavía identificables por sus aspiraciones implosivas y su peculiar léxico. El riojano, que se habló en La Rioja, y que tan decisivamente influyó en el castellano escrito de los primeros tiempos, era una variedad dialectal del aragonés. Otro dialecto de fronterizo aún vigente lo representa el murciano, en el que confluyeron el castellano, el aragonés y el valenciano, variedad catalana. En las islas Canarias existe el canario, cuya entonación, léxico y fonética influyeron en el español americano del istmo y norte de Sudamérica.

En el siglo XVI el castellano sirvió de base para la creación de un sabir o lengua de intercambio en el Mediterráneo. Un siglo después se configura otro sabir en el Caribe, que luego se criolliza para dar paso al papiamento de Curaçao. Los jesuitas que entraron en contacto con los indios guaraníes crearon otra lengua de intercambio conocida como lengua general.

En cuanto al continente americano, no han faltado autores que calificaban de dialectos a cada una de las variedades lingüísticas que se han consolidado en los respectivos países.
La dialectología del español en América debe hacerse por cada país antes de que la homogeneidad que imponen la radio, el cine y la televisión borren las fronteras dialectales que aún existen.

 La Gramática Española
Desde el punto de vista de la clasificación de las lenguas, el español es una lengua flexiva, aunque en menor medida de lo que fue el latín.
Morfología y sintaxis

El nombre ya había perdido las desinencias de caso en el latín tardío del siglo VI. En su lugar el español, como las demás lenguas románicas mediterráneas, sustituyó por un procedimiento sintáctico lo que fue en principio morfológico.
Una ordenación diferente y peculiar del sujeto está presente en las oraciones interrogativas del español que se habla en toda la zona de influencia del Caribe. Mientras que en las demás variedades del idioma el sujeto de una oración interrogativa va pospuesto al verbo de acuerdo con el esquema: pronombre interrogativo-verbo-sujeto, como ¿qué quieres tú?, en esa variedad el orden de la oración es: pronombre interrogativo-sujeto-verbo, como por ejemplo ¿qué tú quieres? No se trata, como algunos estudios señalaron, de ningún anglicismo sintáctico, sino de una evolución interna del idioma relacionada con otros hechos, como el cambio en la determinación y la pérdida de algunas desinencias verbales, consecuencia de la relajación de los fonemas finales y su consiguiente neutralización.
Los verbos redujeron a tres las cuatro conjugaciones del latín. Posee desinencias para las personas, el número, el tiempo, el modo y la voz. En el caso de la segunda persona, el español canario, andaluz occidental y americano, salvo algunas zonas colombianas, ha conservado las formas del siglo XVII y ha desarrollado una conjugación para el singular basada en la concordancia originaria con vos, segunda persona del plural; las formas correspondientes a tú se consideraron vulgares y hasta humillantes, y por esa razón la persona de confianza reconocida como digna de respeto fue tratada de vos; a su vez, las personas de menor confianza reciben el mismo tratamiento que en la península; son usted y concuerdan con la tercera persona. El cambio afecta por igual a la conjugación verbal y al paradigma de los pronombres personales y se denomina voseo al cambio en el empleo de tú por vos, tanto en el verbo como en los pronombres, así como en los posesivos que también necesitan la concordancia de persona. Hoy se observa una tendencia a aceptar el paradigma peninsular entre las clases urbanas y cultas, sobre todo las argentinas.

La voz verbal
En el caso de la voz, las cosas no son tan claras como aparecen en algunos manuales. La voz activa emplea haber como verbo auxiliar para formar los tiempos compuestos.
En la voz pasiva todos los tiempos se forman con el auxiliar ser, también gramaticalizado, y no existen más desinencias de pasiva que las que comporta el auxiliar.
El verbo carece de desinencia de aspecto, pero existe una serie de perífrasis con claro valor aspectual de acción en desarrollo.
Otro hecho relacionado con el cambiante paradigma de la voz es la conjugación pronominal, que empezó siendo una conjugación reflexiva y que hoy ha adquirido valor de voz media, como nos tomamos unos cafés. En esos casos el pronombre átono recibe el nombre de anáfora. Este fenómeno no aparece tan extendido en el español americano.

Otros rasgos del español
El español también se caracteriza por su constante empleo del pronombre se, y el uso vivo del subjuntivo. Entre las características heredadas del latín debe destacarse la sintaxis y los procedimientos sintácticos para matizar, calificar o convertir en nombres, y, por tanto, sujetos, a oraciones completas.


El español en el mundo
El español es, por número de hablantes, la tercera lengua del mundo. Pese a ser una lengua hablada en zonas tan distantes, existe una cierta uniformidad en el nivel culto del idioma que permite a las gentes de uno u otro lado del Atlántico entenderse con relativa facilidad. Las mayores diferencias son de carácter suprasegmental, es decir, la variada entonación, fruto al parecer de los diversos substratos lingüísticos que existen en los países de habla hispánica. La ortografía y la norma lingüística aseguran la uniformidad de la lengua; de ahí la colaboración entre las diversas Academias de la Lengua para preservar la unidad, hecho al que coadyuva la difusión de los productos literarios, científicos, pedagógicos, cinematográficos, televisivos, ofimáticos, comunicadores e informáticos.
Desde España se ha elaborado el primer método unitario de enseñanza del idioma que difunde por el mundo el Instituto Cervantes. El trabajo coordinado de las Academias ha cristalizado en la "Elaboración de la norma culta de las grandes ciudades", que presta especial atención a la fonología y el léxico. Es el segundo idioma hablado en Estados Unidos, que cuenta con varias cadenas de radio y televisión con emisiones totalmente en español; asimismo, y por razones estrictamente económicas, es la lengua que más se estudia como idioma extranjero en los países no hispánicos de América y Europa. Lejanos ya los tiempos en que fue considerada la lengua diplomática, cuando fue sustituida por el francés, hoy es lengua oficial de la ONU y sus organismos, de la Unión Europea y otros organismos internacionales. Ha sido incluido como idioma dentro de las grandes autopistas internacionales de la información como Internet, lo que asegura la constante traducción de las innovaciones informáticas, su difusión e intercomunicación. Donde aparece más incierto el futuro del idioma es en el continente africano, abandonado por razones políticas a la voluntad de sus hablantes; no hay que olvidar que todavía sirve de lengua diplomática junto al francés para el pueblo saharaui. No obstante, todo parece augurar que en el próximo siglo será una de las lenguas de mayor difusión, y quién sabe si en momentos de deseable mestizaje no dé lugar a una lengua intermedia que asegure la comunicación con el continente americano en su conjunto.

El Castellano en América
La colonización comenzó a fines del siglo XV, cuando ya el castellano había adquirido sus caracteres esenciales. Pero los hablantes que llegaron a América provenían de diferentes regiones españolas y pertenecían a diversas condiciones sociales y culturales. Esta variedad es una de las primeras razones por las cuales se reconocen diferencias entre las variantes habladas en América y las que se registran en España.
Cuando los conquistadores y los misioneros llegaron a nuestro continente, encontraron una amplia variedad de comunidades, cada una de las cuales poseía su propia lengua.
El castellano se impuso sobre las lenguas nativas. Los indígenas aprendieron la lengua de los conquistadores y de los misioneros. En la mayoría de los casos hablaron el castellano con modificaciones atribuibles a sus propios hábitos lingüísticos. En otros casos conservaron su lengua con la incorporación de algunos hispanismos.
Si bien el castellano predominó sobre las lenguas nativas americanas, éstas dejaron su influencia.

 El castellano actual
El castellano es la lengua romance de mayor difusión en el mundo actual. Se habla en casi toda la península ibérica, en el sudoeste de U.S.A., en todo México, en toda América Central y América del Sur (a excepción de Brasil y Guayanas) y es la lengua de un grupo minoritario de hablantes de Filipinas.
Esta vasta difusión geográfica trae como consecuencia una gama importante de variantes dialectales. Esto hace suponer que al cabo de los siglos e inevitablemente, el castellano debería seguir el destino del latín: fraccionarse en distintas lenguas nacionales. Aparentemente, la velocidad de los medios de comunicación y la amplia difusión de la lengua escrita en la literatura y en los medios masivos, hacen que la gran mayoría de los hispanohablantes maneje una variedad de lengua común, en la que todos se entienden a pesar de las diferencias regionales. La escuela funciona como un organismo unificador que tiende a que los hablantes se comuniquen con un número cada vez mayor de hablantes de otras regiones. Entonces si bien somos conscientes que la lengua evoluciona inevitablemente, también debemos creer en la necesidad de mantener una unidad lingüística que permita la comunicación eficaz y fluida entre la mayoría de los hispanohablantes.