Hola a todos, el día de hoy voy a compartirles las "Nueve piezas de Michoacán" para que conozcamos un poco más de este maravilloso estado mexicano. Si encuentras (o conoces) la pieza del estado a la que corresponde tu municipio te invito a que la escribas en los comentarios. La información la extraje del libro "Michoacán, lagos azules y fuertes montañas" de la colección "Monografías Estatales" de la Secretaría de Educación Pública del año 1987.
1.- El Pacífico y los Bajíos
Si es cierto que el Océano
Pacífico será en fecha próxima lo que hoy es el Océano Atlántico, el mar
central del mundo, lo que le espera a las tierras bañadas por el Pacífico es
muy halagüeño. Por su situación sobre el océano del futuro, Michoacán puede
desplegar un activo comercio ultramarino. Por estar bañado de aguas tibias, ya
comienza a reunir turistas deseosos de agua cálida, y rayos bronceadores. Las
aguas tibias no atraen tanta cantidad de peces como las aguas frías pero sí una
mayor variedad. Como las condiciones para la natación y el asoleamiento de la
costa michoacana son tan buenas como las de Acapulco; como las potencialidades
de la pesca, si no milagrosas, si son dignas de consideración; y como Michoacán
puede abrir puertas al tráfico de altura, lo promisorio de su litoral está a la
vista.
La gente sureña les llama Los
Bajos a los terrenos cercanos al gran océano. Los forman tres municipios:
Cárdenas, Aquila y Coahuayana. Es una cinta de 200 kilómetros de longitud y 20
de anchura; es decir, 4000 kilómetros cuadrados. Comienza en la desembocadura
del Balsas, en la Boca de San Francisco, prosigue hacia la Boca de la Necesidad,
donde se localiza el puerto de Lázaro Cárdenas y el centro siderúrgico Las
Truchas, la fértil planicie de La Orilla, la arenosa y suave Playa Azul, los
esteros del Manglito, del Caimán y del Piche, varias desembocaduras de arroyos,
el acantilado de Las Peñas, otros salientes rocosos, y entre ellos, minúsculas
bahía. Luego se aparta la sierra y vuelven planicies, playas y palmeras. Los
cantiles regresan una y otra vez antes de topar con la bahía del Bufadero y la
playa, los palmres y la desembocadura del rio Nexpa. Surge enseguida el largo
Plan de Mexiquillo, al que cortan por el occidente nuevas penetraciones de la
parte montañosa. Vistosos peñascos, islotes de piedra y agresivas puntas. La
salida del río Cachán hace una apacible planicie que contrasta con los rudos
acantilados interpuestos entre ella y la bellísima bahía de Maruata, protegida
por siete isletas rocosas. Adelante surgen las puntas de Piedras Blancas y
Cabeza Negra, los arenales de San Telmo, la ribera oriental del Coahuayana y la
Boca de Apiza. Las planicies costeras de Michoacán son las más angostas de todo
México.
La zona costera es una serie de
pequeñas llanuras apacibles y de vigorosos contrafuertes en la que se deshacen
rítmicamente y sin mucho ruido o se rompen con rumor ronco las olas tan poco
pacíficas del Océano Pacífico. Aquí predominan la variedad y las sorpresas.
Cada planicie, bahía, caleta, playa, acantilado, punta, peña, boca, cueva y
terraza ofrece algo distinto e interesante. Esto es un largo desfile de
cocoteros, arenas, apretada vegetación tropical, ríos y arroyos, pantanos,
suelos fertilísimos, yacimientos ferrosos y animales raros.
En las áreas rocosas del litoral
abundan almejas, lapas y ostiones; en los esteros y lagunas, langostinos, y en
las aguas tibias del océano, bagre, barrilete, mojarra, pargo y robalo. La
tortuga de carey desova en las playas. El caimán fue una especie muy abundante
en la desembocadura de los ríos.
Delante de las costas michoacanas
corre un sistema de fallas o sean fracturas del subsuelo que van desde las
Islas Marías, cruzan la bahía de Banderas, se meten a Jalisco y pasan al sur
por Colima y Michoacán. En esas fallas se producen muchos temblores.
La costa de Michoacán tiembla y
se adelgaza. Se le han hundido partes en la fosa del pacífico. El mar la
martillea constantemente, dando lugar a las minúsculas planicies y los
acantilados.
2.- La Sierra Madre del Sur
Así como la costa del Océano
Pacífico, la Sierra Madre del Sur no es privativa de Michoacán. También cruza
por los estados de Jalisco, Colima, Guerrero y Oaxaca. La porción michoacana
mide aproximadamente 200 kilómetros y de norte a sur entre 60 y 100 kilómetros;
su altitud es casi constante en sus partes más altas, con promedio de 2 000m.
Por el sur, colinda con la costa,
al oriente topa con el río Balsas, al poniente con el río Coahuayana y al norte
con el Plan de Tierra Caliente. Los terracalenteños le dicen la Sierra Costa;
los serranos la nombran de muchas maneras según la subregión de que se trata.
Es un macizo montañoso que comprende las serranías de Chinicuila, Coalcomán,
Arteaga, Cachán, Maquilí, Parota, Piedra Verde y Sierra del Cobre. Sobresalen
por su altitud los cerros de Coalcomán (2 895m) y Cantador (2 436m).
La Sierra Madre del Sur surgió de
las aguas hace aproximadamente 80 millones de años, en el cretácico superior y
se volvió tan quebrantada en el cenozoico. Sigue moviéndose; es zona sísmica,
es una enorme suma de cerros y barrancas en constante cambio.
Abundan en sus adentros, vetas de
cuarzo portadoras de oro y plata y yacimientos de fierro.
Lo accidentado del terreno lo
hace impropio para tareas agrícolas. Tiene unos cuantos valles, que vistos
desde el avión, parecen pozos. Las tierras llanas son pocas al lado de tantos
miles de cuestas, quebraduras, subidas y bajadas.
En la Sierra Madre del Sur se
presentan dos climas: en lo alto es templado; en los declives hacia el mar y
hacia el plan, es tropical. Por el flanco sur, debido a los vientos húmedos
provenientes del mar, le caen abundantes y estruendosos chaparrones en el
verano; por la ladera norte recibe las corrientes de aire caliente que se
levantan del Plan de Tierra Caliente y con poca lluvia. Lo más común es la
lluvia veraniega que permite la formación de algunas corrientes muy caudalosas
en este tiempo.
Los ríos que nacen en la sierra,
son entre otros muchos, el Cachá, el Chula y el Nexpa. Los tres corren a toda
prisa por profundas hermosas cañadas.
Aunque es tierra de suelos
delgados, y abundan los pedregales, no es una región desnuda. Hay muchos suelos
porosos de montaña. Se trata de suelos excelentes para la arboricultura en las
cumbres y para sembradíos y pastos en los valles. En los altos de la sierra
crecen muy bien los pinos y los encinos; en la ladera norte, la vestidura
vegetal es de arbustos espinosos; en la ladera sur lo sobresaliente es el
bosque tropical donde abunda el zapote, el chirimoyo, el plátano, la parota, el
guayacán, la ceiba, el cascalote, el guaje, el tamarindo y el mango. Aquí
habita el puerco espín de hábitos arbóreos y nocturnos, que come yemas y
cáscaras de árbol; el jaguar, una de las especies más robustas de América; el
ocelote que suele cazar desde los árboles; el tigrillo, otro cazador nocturno
no más grande que un gato doméstico ni menos hermoso que un ocelote; la onza de
movimientos ágiles y de figura esbelta y, el puma es tan grande y fuerte como
el jaguar; el jabalí que vive en manadas, es una especie de cerdo salvaje muy
perseguido por su piel; por la misma razón se caza la nutria que se encuentra
en los ríos que descienden de la Sierra hacia el pacífico.
3.- Plan de Tierra Caliente
Alojado en el Suroeste de
Michoacán, el Plan de Tierra Caliente, tiene una longitud aproximada de 200
kilómetros y una anchura de 30; la superficie se distribuye entre los
siguientes municipios: Apatzingán, Buenavista, Churumuco, Gabriel Zamora,
Huacana, Mújica, Parácuaro y Tepalcatepec. Como la mayoría del suroeste
michoacano, se ubica fuera de las zonas de abundante actividad humana. Además
de apartada, la hoya del Tepalcatepec era, hasta hace muy poco, casi
inaccesible. Por el norte, por causa del Tancítaro y sierras que le acompañan;
por el sur debido a las serranías de Coalcomán y Arteaga; por el oeste, a causa
de las sierras de la Cruces e Inguarán, y hacia el oeste, por las infructuosas
estribaciones de la Sierra del Tigre. Es una planicie hundida entre laberintos
montañosos a la que sólo se podía llegar por dos o tres rutas difíciles. La más
frecuentada fue la de Caracoles o Cerro de las Vueltas, una estrecha senda
retorcida por la que se pasaba a caballo por cortaduras y precipicios muy
profundos. En el paisaje más estrecho, dictaba la prudencia el silbar o el
gritar para no encontrarse con otro y no verse en serias dificultades de pasar.
La extensa llanura del
Tepalcatepec varía en altitud de 300 a 600 metros, está fuera de camino y
rodeada de vericuetos y tierras quebradísimas. Es muy cálida, reseca y con
vegetación espinosa. Fue asiento de plagas y múltiples enfermedades. Se le dice
“tierra caliente” con más merecimientos que a cualquier otra de la República.
La temperatura media en enero es de 25°C y la de mayo de 32°C. Ocasionalmente
la temperatura sube a 42°C.
Las lluvias son escasas; pero
torrenciales.
Rara vez llueve fuera del periodo
junio-octubre, la humedad del aire es casi siempre baja. Como es valle, y de
los hondos, recoge muchas aguas de las sierras que le rodean.
El río grande de Tepalcatepec
atraviesa toda la planicie.
Recibe muchos afluentes antes de
llegar al plan, donde ya es caudaloso y lento. Visto desde el aire parece una
serpiente. En sus márgenes se forman playas fértiles que invitan al arado.
Corre hacia el oriente, por un camino sinuoso. Desemboca en el río Balsas, a la
altura del Infiernillo. El Tepalcatepec tiene varios ríos tributarios, los de
la Sierra Madre del Sur sólo escurren durante el temporal lluvioso y los que
vienen de los manantiales del Tancítaro y cerros aledaños, jamás se secan. El
plan es un enorme colector de aguas, puede decirse que el suelo de la planicie
es gris oscuro, arcilloso, impermeable, agrietado, pedregoso, alcalino, pobre
en fósforo y potasio, y rico en calcio asimilable.
Ni el suelo ni las pocas lluvias
propician una vegetación exuberante. La excepción es una faja verde en la
orilla norte donde hay espesas arboledas. Fuera de allí, la vegetación natural
es de poca altura, rala y espinosa. La forman mezquites, huizaches, cactus y
breñas.
Tiene una fauna variada y
numerosa. Es una región fecunda en toda clase de reptiles ponzoñosos y
abundante en sabandijas y mosquitos. Es cuna del zancudo trasmisor del
paludismo; la turicata, chinche que produce una llaga rebelde; la nigua que se
incrusta en la carne; el alacrán rubio, la salamanquesa, la conchuda, la bola
de hilo, la tarántula y otros animales que movieron a decir a fray Diego de
Basalenque: aquel “es un mundo para quien no ha nacido allí inhabitable, y para
sus nativos, insufrible”.
Las fiebres intermitentes, el mal
de pinto, el bocio o buche y otros males endémicos hacen difícil la vida en las
tierras calientes.
4.- La Depresión del Balsas
Seguimos nuestro viaje a través
de Michoacán y encontramos la otra tierra caliente al oriente de la primera,
junto al Balsas. Es una depresión a una altitud entre 300 y 1000 metros.
Cubre la ladera sur del Eje
Volcánico en su parte llamada Mil Cumbres, hasta el río Balsas.
Cruzando el río son tierras del
Estado de Guerrero. Al oriente colinda con los estados de Guerrero y de México.
Al poniente, le queda el Plan de Tierra Caliente. A la zona de la Depresión del
Balsas la integran nueve municipios: Tacámbaro, Turicato, Carácuaro, Huetamo,
Nocupétaro, San Lucas, Susupuato, Tiquicheo, Tuzantla; municipios generalmente
extensos.
En casi toda su extensión es
rugosa y ondulada. Hacia Mil Cumbres es montañosa. Hacia el río Balsas es un
lomerío con llanuras intercaladas. En la parte alta del norte se alternan
inmensos contrafuertes y valles tan angostos como profundos. Aquí el clima es
tropical lluvioso, parecido al de la Sierra Madre del Sur. Se siente calor todo
el año, un calor que sobrepasa en promedio los 31°C de abril a junio y 23°C en
los meses de invierno. De junio a octubre caen chubascos sobre las imponentes
sierras y los desfiladeros. En el lomerío seco, y cálido, como en la otra
tierra caliente, las lluvias son escasas, pero sería exagerado llamar áridas a
estas tierras. En donde más llueve hay menos volumen de agua disponible. Las
lluvias de la parte alta y montañosa se vuelven ríos y arroyos que bajan a toda
velocidad por el fondo de estrechos valles y gargantas. En donde menos llueve
hay ríos caudalosos. En primer lugar los que bajan de las alturas que llegan al
fondo de la depresión con mucha agua. Así los ríos Cutzamala y Carácuaro. En
segundo lugar, uno de los ríos más importantes de la república, el caudaloso
Balsas, nativo del valle de Puebla, que desciende de la altiplanicie central y
asume el papel de eje de la depresión, donde recibe el caudal de los ríos antes
mencionados. El Balsas sirve de límite a los estados de Guerrero y Michoacán
entra en contacto con Michoacán en el municipio de San Lucas; por un buen
trecho corre del oriente al poniente. En el punto del infiernillo se junta con
el río Tepalcatepec y toma dirección sur. Es un anchuroso río que transcurre
entre tierras resecas, cerros pelones y árboles de ralo ramaje.
La cubierta vegetal luce pobre en
la porción próxima al Balsas, es de cactus, diversos arbustos espinosos y
yerbas. La parte escarpada del paisaje luce una cubierta vegetal más abundante,
formada por árboles del trópico que se clasifican según su uso: curtientes
(cascalote, parácata y cuachalalate), frutales (mango, mamey, arrayán,
tamarindo, capire, cítricos y cuajilote) y maderables (caoba, encino, cueramo y
muchas más). La flora es variada y la fauna no lo es menos. Parte de iguanas y
lagartijas hay otros animales como: onza, jaguar, tejón, venado, conejo,
liebre, ardilla, tlacuache, cacomixtle, ocelote, coyote y zorra. Como el Plan
de Tierra Caliente, la Depresión del Balsas tiene muchos animales ponzoñosos:
víbora de cascabel, alacrán, garrapata, pinolillo, conchuda, cocón y otros.
Entre las aves: la garza, el
cenzontle, la golondrina, el gavilán, el tecolote, el zanate, la huilota, el
aguililla, la paloma y el Martín pescador. Los ríos y arroyos contienen
mojarras, truchas y langostinos. En épocas recientes se hablaba todavía de las
grandes víboras como la boa constrictora y de los caimanes y cocodrilos de la
depresión del balsas, tan dejada de la mano del hombre, no obstante sus
riquezas ocultas y algunos de sus paisajes tan bellos como os famosos de la
ladera sur.
5.- Ladera Sur
En el lado occidental del
municipio de Tacámbaro —perteneciente a la depresión del Balsas— da comienzo el
de Ario, uno de los diez que forman la región de los balcones o Ladera Sur. Los nueve municipios restantes
que la forman son: Los Reyes, Periban, Tancítaro, Nuevo Parangaricutiro, Uruapan,
Taretan, Urecho, Gabriel Zamora y Parácuaro, al norte. Le dicen la región de
los balcones porque se contemplan las espléndidas llanuras de las tierras
cálidas. Nosotros nos limitaremos a decirle Ladera Sur de la Sierra Volcánica
Transversal. Es una pendiente de casi 300 kilómetros de longitud que limita al
norte con las Montañas Occidentales, al este y sur con la depresión del Balsas
y al oeste con el estado de Jalisco.
Es tierra muy quebrada y a muchos
niveles, tiene altitudes a casi cuatro mil metros y otras a sólo 600 metros.
El terreno presenta formas
variadas: montañas, mesetas y llanuras. Ofrece también climas diversos: Cf
templado con lluvias todo el año; Cw templado con lluvias en verano; Aw
tropical con lluvias en verano y BS seco estepario. El predominante es Aw. En
casi toda la ladera priva una temperatura media que varía entre 18°C y 26°C,
sin fuertes oscilaciones. En gran parte recibe abundantes lluvias,
principalmente en el verano. En la región de los balcones rara vez falta la
cubierta de nubes que, procedentes del pacífico al chocar contra las salientes
de la ladera se precipitan en forma de lluvia. Si se pudiera juntar la lluvia
que cae en un año, se formaría una lámina con una altura entre uno y dos
metros.
Allá brota el río Cupatitzio, las
aguas que un poco más adelante caen a chorros en la Tzaráracua, cohorros que se
desprenden de enormes rocas y resbalan por grandes peñas.
Toda la Ladera Sur es una
maravilla de hermosos paisajes; sierras cubiertas con árboles frondosos,
tierras fértiles y clima acogedor.
6.- Mil Cumbres
Aunque mil cumbres es sólo una
parte de esta región michoacana, toda la región merece el nombre de Mil
Cumbres. Decirle Oriente de Michoacán o Techo Tarasco-Nahua o Macizo Central
del Eje Volcánico es decirle muy poco. Está al este del estado, es uno de los más
hermosos techos del mundo; constituye la parte central del Eje Volcánico
transversal, una fila de altos volcanes iniciada en la parte sur del estado de
Nayarit, y que se extiende hasta el Volcán San Martín, próximo a Veracruz. La
parte del Eje que ahora nos ocupa pasa por los municipios de Tlalpujahua,
Senguio, Irimbo, Aporo, Angangueo, Tuxpan, Hidalgo, Ocampo, Zitácuaro, Juárez,
Jungapeo, Tzitzio, Acuitzio, Madero y Huiramba, además de algunas tierras de
Queréndaro, Indaparapeo y Charo. Tiene una superficie aproximada de 6000
kilómetros cuadrados. Le distingue una historia que los geólogos resumen así:
en el periodo cretácico surgió del mar, en forma de llanura. En el mioceno y el
plioceno se producen los pliegues que son la base o estructura de las dos
grandes sierras de Michoacán: la Sierra Madre del Sur y el Eje.
En el periodo pleistoceno, hubo
efusiones volcánicas, se formaron muchos volcanes, unos enormes y otros
minúsculos, que le dieron el relieve actual a Mil Cumbres y le entregaron a las
serranías de Tlalpujahua, Angangueo, Zitácuaro, San Andés, Otzumatlán,
Curucupaseo y Acuitzio. Sobresalen algunas cumbres que pasan de los 3000 metros
de altura sobre el nivel del mar: San Miguel, Picacho, Guadalup, Cocha, Rincón,
Huajúmbaro, Cabeza, Santa Catarina, Cacique y Los Azufres. Las cadenas
montañosas solamente dan lugar a pocos y estrechos valles: Zitácuaro, Tuxpan,
Tajimaroa. Lo montañoso contribuye a formar diferentes condiciones climáticas;
las cumbres son más frías que las laderas y los profundos barrancos; la lluvia
abundante del verano es un buen moderador de los climas de la zona. En Mil
Cumbres llueve mucho y hay numerosos ojos de agua y riachuelos. Hay manantiales
fríos y calientes; de los ríos, algunos corren hacia el Lerma y otros son
afluentes del río Blasas.
Además de por sus minas y sus
cumbres, la región es muy famosa por las aguas termales de San José Purúa,
Tular, Tepetongo, Albores, Cimatario, Agua Caliente, Agua Tibia, Aguacate y Los
Azufres. Estos últimos ocupan una zona alta y cubierta de pinos. Por Ciudad
Hidalgo o por Ucareo se puede subir a los cerros de En medio y del Gallo y a
los lagos Grande, Verde y Larga. Laguna Larga es una presa co un borbollón de
agua termal. Es una amplia poza de lodos de azufre, y por lo mismo, medicinales.
Como si eso fuera poco, al lado del cuenco ocupado por los lodos medicinales,
numerosas fisuras en el terreno, llamadas chifladores por el ruido que hacen,
dejan escapar vapor. Los espesos lodos en perenne ebullición, los ríos, las
cascadas, los chifladores, las formaciones pétreas, los pinares, el bosque
mixto, la selva semitropical, las lagunas ya citadas y la de Zirahuato, junto
con las resas Mata de Pinos, Pucuato y Sabaneta, entre otras, han dado lugar a
muchos escritos poéticos.
Todos los montes del rumbo están
cubiertos de pinos y oyameles o de pinos y encinos. Las lagunas de la empinada
sierra están bordeadas de pinares. Desde Cortina de Zitácuaro hasta la presa de
Cointzio es la misma cosa. Las escenas se repiten sin ser nunca las mismas. Es
incesante el cambio de matices en la vegetación, matices que van del bosque de
pinos y oyameles a selvas de vestidura tropical con árboles de tupido follaje,
y con matas de plátano y de flores. Aquí las circunstancias de altitud, humedad
y suelo propician la existencia de una notable variedad de hongos. No menos
asombrosa es la variedad de orquídeas: flor de muerto, azucena amarilla, lirio
de San Antonio, lirio de San Francisco y otros más. Los lirios y las aves han
sido los más asiduos pobladores de la zona. Algunas de las aves son el
guajolote silvestre, la codorniz pinta, la gallareta, la paloma de collar, la
tórtola de alas blancas, el canario, la golondrina, la cerceta azul, el águila,
el loro de memoria excepcional, el halcón, el búho, la gallina del monte, y la
huilota de vuelo veloz.
7.- Las Montañas Occidentales
Es la prolongación hacia el
occidente de mil cumbres.
Ocupa tierras de los siguientes
municipios: Charapan, Paracho, Uruapan, Tzintzuntzan, Castellanos, Jiquilpan,
Villamar, Cotija, Tocumbo, Cherán, Chilchota, Erongarícuaro, Nahuatzen, Nuevo
Parangaricutiro, Pátzcuaro, Quiroga, Santa Clara, Tangamandapio, Ziracuarétiro,
Tangancícuaro, Tingambato y Tingüindín. La extensión de la región se acerca a
los 5000 kilómetros cuadrados, la mayoría son cerros entre los que destacan por
su altitud: Patamban, 2 525m en Tangancícuaro; El Pilón, 3 385m en Nahuatzen;
Paracho, 3 347m en Paracho; Del Burro, 3 310 m en Pátzcuaro; Nahuatzen, 3 310m
en Nahuatzen; y el Sevina, 3 305m en Nahuatzen. Esta parte del Eje volcánico
está guarnecido, rodeado de montes altos y cubierto con muchos picos.
Cientos de conos volcánicos
antiguos y redondos o nuevos y puntiagudos le dan una fisonomía única.
Como se repite en todos los
libros de geografía, dos series de erupciones volcánicas esculpieron a la zona.
Todavía surgen volcanes. En una fecha tan cercana como 1943, brotó el Paricutín.
Alrededor de las cinco de la tarde del 7 de febrero se sintió un temblor y se
escuchó un fuerte ruido. A las 9 de la noche apareció la luminaria muy cerca
del pueblo de Paricutín. Al día siguiente fueron las primeras explosiones. De
un cono de 7 metros de altura comenzaron a salir rocas encendidas y chorros de
lava. En diez días el cono creció hasta alcanzar una altura de 165 metros. Para
entonces las continuas descargas de pedruscos encendidos conseguían elevaciones
de mil metros. Las nubes cargadas de arena se descargaban sobre una zona de
miles de kilómetros cuadrados. La lava comenzó a cubrir la zona contigua al
edificio volcánico. En nueve años el volcán alcanzó 440 metros de altura. El 25
de febrero de 1952 disminuyó repentinamente su actividad, la que continúa con
emisión de gases.
Toda la región abunda en montañas
enormes y en valles floridos. Entre los cerros de Paracho y Marijuata se
extiende el valle de Paracho; entre los cerros de San Marcos, Pilón y los
Cuates la hondonada de Nahuatzen; entre las eminencias Tariaqueri, Ziruta, El
Bosque, El Frijol y otras, el plan y la laguna de Pátzcuaro.
El clima de las Montañas de
Occidente se califica templado y lluvioso. Una mitad del año —primavera y
verano— brinda la temperatura media que mejor le cae al cuerpo del hombre, una
tibieza de 20°C. en la otra mitad, y sobre todo durante el invierno, se sufren
fríos acompañados de nieblas. Ninguna de las cumbres se viste de nieve crónica,
pero aun en los valles caen más de cien heladas prietas al año. Llueve mucho en
la estación veraniega. Si se quedara en la superficie lo llovido anualmente
formaría un espejo de agua de un metro de espesor, pero el suelo serrano
permite la infiltración del agua. Las granizadas y las tormentas del temporal
hacen destrozos. El líquido se infiltra antes de formar riachuelos y lagunetas.
Por eso escasea tanto en el largo periodo de secas. La excepción es la cuenca
de Pátzcuaro. En los alrededores del lago no se padecen sequías. Tampoco los
vecinos del lago de Zirahuén, uno de los más bellos del país. La breve cañada
de Chilchota también posee la riqueza del agua.
Los tarascos de la sierra
distinguen tres clases de suelo: tupiri, charanda y malpaís. Para ellos no
cuentan la tierra amarilla de las cumbres donde hay coníferas (pinos hasta de
25 metros y cedros y oyameles hasta de 40) en todo tiempo verdes. Para los
tarascos sí importa mucho la tierra de tupiri que cría pinos, encinos y
praderas en declives y valles. No menos apreciado es el suelo rojo llamado
charanda. Lo que no sirve para la agricultura son las llanuras de piedra,
llamadas malpaíses, que producen los volcanes recientes como el Paricutín. El
antigua valle de Parangaricutiro es ahora de piedra. Aquí no se da casi nada.
De hecho, la mayoría de las tierras del rumbo no son agrícolas; tienen valor
como pastizales, y sólo son realmente buenas para la arboricultura. Los
talamontes las tienen en mucho; así tambipen los cazadores, pues siempre han
abundado los animales de caza. En la porción lacustre hay pescado, abundantes
peces como para justificar el nombre de Michoacán, que significa lugar de
peces, sobre todo charales y pescado blanco, los bagres de agua dulce y las
mojarras, aunque éstas son más propias del valle de Zamora.
8.- Los Valles de Zamora
La región michoacana es más
fértil desde el punto de vista del agricultor recibe los nombre de Noroeste
Michoacano, Distrito Lerma-Chapala, Tierra de Valles, Región de Ciénega y Bajío
Zamorano. Cubre el 12% de la superficie de Michoacán. A sus 7 500 kilómetros
cuadrados colaboran partes de 26 municipios: Briseñas, Chavinda, Chilchota,
Churintzio, Ecuandureo, Ixtlán, Jacona, Juiquilpan, La Piedad, Marcos
Castellanos, Nicolás de Régules, Numarán, Pajacuarán, Penjamillo, Purépero,
Sahuayo, Tangamandapio, Tangancícuaro, Tanuato, Tlazazalca, Venustiano
Carranza, Vista Hermosa, Yurécuaro, Zacapu, Zamora y Zináparo.
La componen valles separados
entre sí por cadenas de montañas que tienen más de 2000 metros de altitud. La
mayoría de los valles está entre 1500 y 1800 metros de altitud. No todos son de
las mismas dimensiones. El bajío de Zamora es una combinación de llanos y
cerros. Como en las otras regiones de Michoacán sus límites no están bien
definidos, pero le caracteriza un relieve menos montañoso y más tierras planas.
Desde el punto de vista geológico
pertenece a una etapa de pujante volcanismo en la que se produjo la porción
montañosa. A intensos chaparrones atribuyen la formación de las lagunas de los
diversos bajíos (guanajuatense, moreliano y de Zamora), de las Ciénegas y lagos
que hubo o que todavía hay en el sur de Guanajuato y en el norte de Michoacán.
Hasta épocas recientes, el Bajío de Zamora era un solo lago con largas islas o
muchos lagos que intercambian aguas.
Gracias a los lagos y
especialmente al lago de Chapala, límite occidental del bajío Zamorano, el clima
de éste es templado. Nunca se tienen aquí los calores de la Tierra Caliente ni
los fríos de la Sierra Volcánica, la temperatura es suave, con pocas
oscilaciones diarias y estacionales. Casi nunca hiela. Los días de sol y
transparencia superan en número a los de viento y lluvias. Un promedio de
cincuenta días se nublan en el largo temporal de sequía. Sólo de junio a
septiembre hay más días nublados que soleados.
A comienzos del verano empieza la
temporada de lluvias, que dura cuatro meses y no es abundante. Si la región se
atuviera a los chubascos veraniegos no tendría fama de pantanosa. La fama la
conquistó gracias a los ríos y depósitos de agua con que cuenta, a ríos tan
caudalosos como el Lerma o el Duero, y a depósitos tan vastos como el de
Chapala. Al Bajío Zamorano vienen a confluir aguas de muchas sierras.
Por regla general el suelo
de los valles de Zamora es de tipo
vertisol. Los vertisoles son suelos de textura arcillosa y color negro. Se
hinchan con la humedad y se agrietan cuando están secos. En estas tierras
destaca la montmorillonita que en tiempos de lluvia se expande, cierra poros y
produce chicles. En cambio, en el temporal seco se endurece y se llena de
grietas si no recibe el beneficio del riego. En realidad, antes de la llegada
del hombre, el suelo del valle zamorano era cenegoso y estaba cubierto de agua,
tules, carrizos. Únicamente en las laderas de los montes, de las filas de conos
volcánicos, había en abundancia arbustos como el mezquite, cactus como el nopal
y multitud de yerbas. En la punta de los cerros lucían encinos vigorosos. No
podía ser mayor el contraste entre la flora y la fauna de las cumbres de
Pajacuarán, la Beata, Guaracha, San Francisco, la sierra de Purépero y otras
eminencias con el de fondo de valles pantanosos y yerrbas de poca utilidad. En
tiempos en que la técnica era deficiente, los valles de Zamora se veían casi
siempre inundados, sin más vegetación que la típica de las Ciénegas, repletas
de roedores, con nubes de insectos insufribles con los gérmenes de muchas enfermedades,
muy lejos aún de estar cubierta de trigales, maíz, sorgo, cebolla, papa,
jitomate y fresa.
9.- La Región Central o Moreliana
La llamada Región Central está al
norte y no en el centro del territorio michoacano. Se le dice así porque en
ella se ubica la capital del Estado. También se le dan otros nombres: Región
del Lerma, Noreste de Michoacán y Bajío Moreliano. Por el sur linda con el Eje
volcánico. Por el norte llega hasta la línea limítrofe convenida entre
Guanajuato y Michoacán; por el Este hasta la línea divisoria con los estados de
México y de Querétaro. Por el Oeste la sierra de Zirate separa el Bajío de
Morelia del Bajío de Zamora. La región central es un poco más extensa que la
zamorana; mide 8000 kilómetros cuadrados; aproximadamente ocupa el 14% de la
superficie total del Estado; comprende tierras de 24 municipios: ALvaro
Obregón, Angamacutiro, Coeneo, Contepec, Copándaro, Cuitzeo, Charo, Chucándiro,
Epitacio Huerta, Huandacareo, Indaparapeo, José María Morelos, Lgunillas,
Maravatío, Morelia, Panindícuaro, Puruándiro, Sixto Verduzco, Queréndaro, Santa
Ana Maya, Tarímbaro, Villa Jiménez y Zinapécuaro.
Hay notables parecidos entre la
Región Central y el Bajío Zamorano. La evolución geológica de ambas regiones es
muy parecida: las dos fueron llanuras, se llenaron de montañas volcánicas, y
durante el periodo lluvioso tuvieron más lagos de los que aún tienen. El
relieve de una y otra región lo determinan cadenas montañosas y valles. De los
cerros morelianos son dignos de mención por su enormidad los que lo separan de
Mil Cumbres y del Bajío Zamora: San Miguel, Altamirano, Cabeza, Leonera,
Zirate, El Águila, Zacatón, Nieve, Quinceo y Brinco del Diablo. De los valles
conviene retener los nombres de los elevados de Tepuxtepec y Maravatío; los más
accesibles de Queréndaro y Morelia, y los bajos de Puruándiro y Angamacutiro.
Cada una de las dos regiones tiene un lago extenso. El de la región de Morelia
se nombra Cuitzeo y es casi tan grande como el de Chapala, normalmente poco
profundo y de aguas turbias y salitrosas.
La Región Central tiene menos
recursos que la de Zamora pero con mejor clima. El barón de Humboldt, geógrafo
alemán que visitó México a principios del siglo XIX, se deshizo en elogios del
clima de los valles de Morelia. Lo llamó “suave, templado y sumamente
beneficioso a la salud”. Ya dos siglos antes fray Diego de Basalenque había
dicho: la región de Valladolid cuenta con un “lindo temple, que ni es caliente
ni frío, sino una medianía muy suave y saludable a los cuerpos humanos”. Quizá
sea una comarca aún más transparente que la de Zamora. Lo normal es que la
atmósfera se vista de azul intenso; sólo se pone gris o blanca en la temporada
de lluvias. Como en la zona gemela, las lluvias no son abundantes pero está
bien abastecida de manantiales, ríos y lagos. La mayoría de los ojos de agua,
unos frescos y otros calientes, al juntarse entre sí forman ríos. Por fondos
pedregosos corren ríos de alguna consideración: el Angulo que desemboca en el
Lerma, el Lerma mismo en el norte de la región, y los ríos Queréndaro y Grande
que desembocan en el lago de Cuitzeo, que en la temporada seca descubre
extensas llanuras llenas de tequesquite donde sólo crecen romeritos, chacames y
otras yerbas.
En el extremo del noreste, el
suelo de la zona es blanquizco, silicoso y delgado, pero no carece ni de
manantiales ni de pastos de buena calidad. En el subsuelo hay estaño, y en las
cumbres árboles corpulentos y maderables. Las tierras del valle de Queréndaro
contienen mucha materia orgánica, y desde el punto de vista del agricultor son
muy valiosas. Son suelos profundos, que permiten la infiltración. Así son
también algunos de los terrenos de Puruándiro y Angamacutiro. La flora
silvestre es chaparra; la componen mezquites y huizaches, magueyes y sábilas,
tepozanes y yedras, buenamozas y retamas. Sólo las eminencias del terreno son
capaces de alimentar bosques mixtos, encinares y pinares de gran tamaño. Una
región con predominio de arbustos y yerbas ha atraído en todo momento mamíferos
corpulentos, manadas de animales de gran tamaño.
Muchas gracias , me sirvió de mucha ayuda
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