En buena medida los conocimientos que adquiere un
estudiante, le llegan a través de la lectura. Durante el proceso de
enseñanza-aprendizaje, desde la primaria hasta la educación postgraduada, se
necesita leer una variada gama de textos para apropiarse de diferentes
conocimientos y la importancia del hecho, no sólo radica en el contenido, sino
en la cantidad, el estilo y hasta los propósitos de cada lectura.
Con frecuencia, los profesores consideran que los alumnos
saben leer, porque saben, o pueden visualizar los signos y repetirlos oralmente,
o bien porque tienen la capacidad para decodificar un texto escrito. Sin
embargo, de codificación no es comprensión, que sería un primer nivel de
lectura, con lo cual no debe conformarse el docente, ni el estudiante.
Sería conveniente, pues, preguntarnos: ¿Cuántos profesores
exigen a sus alumnos, leer? ¿Qué cantidad de páginas se espera que un
estudiante lea en determinados períodos? Pero, y lo que es igualmente, o más
importante: ¿Qué se espera que haga un estudiante con la lectura que realiza?
¿Somos conscientes de que orientamos y estimulamos eficientemente la lectura y
comprensión de textos escritos a nuestros alumnos?
El docente, por tanto, no puede proponerse como único fin,
" hacer leer ", se hace necesario marcar la intencionalidad: leer,
¿qué?, ¿cómo?, ¿para qué?
Lo planteado hasta aquí, y mejor aún su solución, tiene una
importancia trascendental para el proceso docente educativo y dado que la
experiencia profesional de los docentes universitarios cubanos, señala las
serias dificultades que presentan sus estudiantes para leer y comprender
textos, se trata entonces, de proponer soluciones viables que resuelvan el
acuciante problema de la no comprensión.
Puede afirmarse que la compresión, textual necesita de la
interacción de estrategias ya sean basadas en el texto (sintácticas), o basadas
en el conocimiento de habilidades, cultura, creencias y estrategias del lector
(semánticas), las que se mueven indistintamente del texto a la cabeza de éste,
confluyendo e integrándose a los niveles del proceso de lectura.
Estos presupuestos teóricos, y experienciales motivaron la
elaboración de una metodología contenida ella misma, en un seriado de
ejercicios que combinan diferentes tipos de textos, grafías y tareas a
ejecutar. Esta alternativa metodológica se consideró desde un principio como un
material correctivo, en tanto deberá ser utilizada con estudiantes
universitarios, quienes, a ese nivel aún presentan serias dificultades para
comprender lo que leen.
Se parte de la base de que la lecto - comprensión se puede
desarrollar, entrenando estrategias tanto cognitivas como metacognitivas que
posibiliten el acceso a la información dada. Estas estrategias conscientes o
inconscientes se emplearán como resultado de una ejercitación sistematizada,
centrada en el sujeto.
Se presenta como alternativa, por su carácter de propuesta,
susceptible de adecuaciones y variantes, pues pudieran incluirse para textos a
saber: carátulas, contra-carátulas, índices, entre otros. Ella está concebida
como un proceso en el que de manera sistematizada y coherente va apareciendo la
ejercitación, aumentando progresivamente su grado de complejidad. De acuerdo
con la tipología de los textos y en ella se sustentan principios como:
1. - La enseñanza centrada en el alumno.
2 . - La competencia comunicativa.
3.- La competencia textual.
4. - El aprender a aprender.
Todo lo cual implica además, que el estudiante se
responsabilice y disfrute de su aprendizaje, dándole solución a cada tarea
planteada en un marco de socialización y cooperación, con la guía del docente.
La propuesta que se presenta está centrada en el sujeto,
porque el estudiante deberá trabajar aquí, de forma absolutamente
independiente, debe buscar todo lo que el texto pueda darle. En la medida en
que resuelva los ejercicios se auto evaluará.
El interés fundamental de la alternativa, se pone en enseñar
a aprender a "mirar" el texto, y ello se debe a que los textos,
poseen características que pueden facilitar u obstaculizar su acceso al lector,
en el caso de ser material escrito, que es el tipo de texto al que nos
referimos, es decir, al que aparece en un soporte impreso.
Según Morles (1994) las características del texto que pueden
afectar su comprensibilidad son muchas. Por ejemplo las características
gráficas tienen una relación directa con la legibilidad de los textos. Existen
trabajos muy reconocidos que han evidenciado los efectos de factores
tipográficos tales como: la forma, el tipo y el tamaño de las letras, la
longitud de las líneas, los márgenes, el arreglo de las columnas, el espacio entre
las líneas y entre las columnas, el color de la impresión y del fondo, y la
superficie del papel.
En igual sentido entre las características léxicas, sintácticas y semánticas, se destacan la longitud de las palabras y las
oraciones, el número de términos lexicals, y estructurales y el número de
sílabas lo que puede afectar la lecturabilidad.
Las características contextuales son aquellas pistas
presentes en el texto que permiten al lector relacionar entre sí, semántica y
pragmáticamente, las palabras, oraciones e ideas contenidas en ese texto, a la
vez que le permiten determinar el tono, modo e intención de su autor, captar el
énfasis que desea dar a determinadas partes, establecer relaciones lógicas de
causalidad, comparación, contrastes, equivalencias, funcionalidad , tiempo,
espacio y pertenencia entre sus elementos.
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