Hoy en día, hablar de la
educación es hablar de tres entidades: padres, alumnos y maestros; pero también
colocándolo en una analogía con el amor, tú, yo y nosotros pueden volverse una
relación entre el docente, el alumno y lo que son juntos. En ambos casos
tomamos en cuenta a los individuos y al conjunto que forman, al equipo que se
vuelven. El texto, más que hablar de siete saberes, yo pienso que nos habla de
siete bases, bases que son útiles para la comprensión del ser humano.
La
docencia es una profesión humanista, lo es debido a que su objeto de estudio y
de trabajo son los seres humanos. Hacerlo implica conocerlos y saber cómo
funciona, al menos en aspectos básicos, cómo funciona cada individuo. Pero
también debe saber educar, enseñar, transmitir; si carece de estas habilidades
no será de utilidad.
El
docente debe estar abierto para “aprender a aprender” para poder aprender a
enseñar, esto es conocimiento puro, conocimiento en base a la experiencia. El
error y la ilusión se deben afrontar con mucha cautela. Desde la salud mental,
reconocemos a la ilusión como una distorsión de la realidad. El docente debe
estar preparado para afrontar toda situación de manera objetiva, dejar de lado
los juicios y prejuicios y enfocarse en el centro de la acción, de lo contrario
puede caer en el error.
El
conocimiento debe de ser objetivo, útil y perpetuo; es mejor enseñar
conocimientos imperecederos pues son la única garantía del saber concreto.
Estos conocimientos deben ser de todos los campos a fin de darle al estudiante
un amplio campo de acción. El conocimiento fragmentado solo crea divisiones
inexistentes; el conocimiento es conocimiento, y todos van de la mano. El
hombre ha dividido los saberes para poder estudiarlos y comprenderlos pero eso
no significa que estén aislados.
Sin
embargo, sembrar conocimientos no es suficiente. El docente debe fomentar la
inteligencia. Los conocimientos serán las herramientas que el sujeto tome para
su beneficio, para sus tareas. Y esto es porque la inteligencia es la capacidad
de resolver problemas. Cuando se fortalece esta capacidad estamos haciendo al
alumno libre.
Entre
los conocimientos que ayudarán a la inteligencia, debemos incluir la verdadera
comprensión del ser humano, cuando nos comprendemos a nosotros mismos como
entidades biopsicosociales nuestro campo visual aumenta, somos capaces de ver
las cosas desde diversos puntos y, lo que es mejor, comprendernos y comprender
a los demás.
Cuando
uno logra comprenderse a si mismo de forma holística se está listo para
enfrentar la incertidumbre. Cuando tengo conocimientos, cuando me comprendo a
mi mismo y cuando hago uso de mi inteligencia no hay manera de que se me
sorprenda por completo. Siempre encontraré el camino, o en su defecto, lo
fabricaré. Esto no hay que verlo solo en el lado personal o metafórico, es
totalmente aplicable a la realidad externa; los avances científicos y
tecnológicos han aumentado de forma considerable, los nuevos descubrimientos
demandan de personas capaces de poder encontrarlos, puesto que siempre será
incierto cuando y como se llegará a un nuevo avance.
Pero además, se debe cultivar
respeto. Erich Fromm nos habla en su libro “El arte de amar” que el hombre debe
recurrir al respeto (respicere=mirar) pues es la capacidad de ver a una persona
tal cual es. Cuando yo te veo tal cual eres no hay lugar para prejuicios de
ninguna clase, yo te veo como un ser humano más, con carencias y virtudes así
como lo soy yo. Este es el verdadero principio para la comprensión. Solamente
viendo al otro tal cual es podemos comprenderlo; podemos llamarlo empatía,
podemos llamarlo catexia, podemos llamarlo tolerancia… no importa el término,
importa el resultado.
También debemos ser respetuosos
con nosotros mismos, debemos vernos como lo que somos. Si, somos individuos
pero pertenecemos a una sociedad, no somos seres aislados ni solitarios,
requerimos de la compañía de los demás; siempre estamos en proceso de andamiaje
y en zonas de desarrollo próximo como lo mencionara Lev Vygotski. Al ser
entidades sociales, debemos tomar en cuenta todo aquello que permite la armonía
entre todos los individuos, se debe tomar conciencia de que somos un conjunto.
Si, somos individuos pero también somos parte de una sociedad, de una masa.
El docente debe plantar estas
semillas en sus alumnos, esa es la educación del futuro, no hablamos de
ingresar a la memoria conocimientos de vanguardia, sino que se deben comprender
tanto el ser humano en su calidad holística, así como su entorno y su medio
ambiente. Pero no solo debe hacerlo el maestro, lo debemos hacer todos aquellos
cuyo objeto de estudio y de trabajo sean las personas, en todos nosotros recae
la responsabilidad.
Las tres entidades, tu, yo y
nosotros representan un equilibrio, si se le da mayor peso a uno, la relación
se quebrará. El proceso educativo no recae solamente en las autoridades en esa
área, la responsabilidad es de todos. ¿Qué estoy haciendo como profesor, está
bien lo que hago y cómo lo hago? Como padre de familia ¿me preocupo por los
contenidos y el desarrollo educativo de mi hijo?¿Lo hago de forma efectiva y
adecuada? Como alumno ¿soy responsable de mi propio conocimiento, de mis
deberes y de mis acciones y omisiones en la práctica educativa?
Los siete saberes, a los cuales
prefiero llamar bases, ahí están, y por supuesto que son útiles, para que
lleguen a tener efecto debemos estar todos comprometidos, comprometidos con
nosotros principalmente, y con los demás sin descuidar la importancia de cada
uno.
Si quieres formar o ser formado,
primero debes estar dispuesto plenamente, y después debes de atreverte.
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