EL ESCENARIO LINGÜÍSTICO ALREDEDOR DEL MUNDO ESTÁ INMERSO EN UNA INTENSA TRANSFORMACIÓN; EN MÉXICO 6 DE CADA 100 HABITANTES HABLAN UNA LENGUA INDÍGENA, MIENTRAS QUE 68 DE ELLAS ESTÁN POR DESAPARECER.
En el mundo, los países que albergan más diversidad de idiomas son Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Nigeria, India, Camerún, Australia, Zaire, Brasil y México. En este último, por lo menos 6 millones 695 mil personas, habla alguna lengua indígena; las más practicadas son el náhuatl, el maya y las lenguas mixtecas.
Los lingüistas calculan que hace diez mil años, cuando habitaban el mundo entre 10 y 15 millones de personas, se hablaban unas 12 mil lenguas, hoy, según el proyecto The Endegered Laguages Proyect, se ejercen por lo menos 7 mil idiomas, de los cuales la mitad está por desaparecer. Se calcula que, de continuar esta tendencia, lo anterior se concretaría a finales de este siglo.
Hoy, el inglés es el idioma utilizado para mediar entre distintas sociedades. Existen más de mil millones de hablantes, ya sea como primera o como segunda lengua –cifra similar a los que practican el chino mandarín. Si bien resulta entendible que la actual interconexión mundial propicie el manejo de un idioma común, es importante preservar lenguas que albergan conocimientos milenarios y entendimientos sobre el mundo, únicos e irrepetibles.
Según datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, en México existen 364 variantes, de 68 lenguas. Algunas de estas casi extintas, pues sus hablantes no llegan a una veintena. La iniciativa The Endangered Languages Project, ubica por zonas las lenguas que están por desparecer, y su número de hablantes. En México, por ejemplo, el mixteco del sureste de Puebla, únicamente es hablado por 1,330 personas, mientras que el maya yucateca es practicado por 16 individuos en todo el país.
Una lengua no es solamente un medio para comunicar ideas, cada palabra ideada, lleva consigo la manera en que un grupo concibe el mundo, y su propia identidad. La occidentalización, ha originado que “perdamos” perspectivas de otras culturas, para explicar la realidad. Recuperar y preservar las lenguas, debiera ser un compromiso para que las siguientes generaciones, accedan a otras perspectivas sobre esa búsqueda inacabable: entender la vida, y vivirla respecto a ello.
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