viernes, 30 de enero de 2015

La Fuerza del Lenguaje



Al hablar de comunicación, no nos referimos únicamente al hecho de expresar con palabras nuestro pensar y sentir; también podemos hacerlo mediante acciones como un saludo, una mirada, una sonrisa.

Sin embargo para poder comunicarnos correctamente es necesario estar “en sinfonía” con la otra persona: ambos deben estar en el momento y en el lugar; los participantes necesitan ponerse en el lugar del otro para poder comprender la totalidad del mensaje.
                
Es necesario mirar con sus ojos, “tocar” sus sentimientos y comprender su situación. Y es que, cuando nos comunicamos con el mundo damos una pizca de nosotros a cada persona que nos ve o nos escucha y es así como ellos pueden interpretar el mensaje.
               
El tema de la comunicación nunca se podrá apartar de los conceptos de trabajo en equipo, comunidad, escuela, sociedad. En realidad todos hacemos uso de la comunicación. Es precisamente en los equipos donde toma una relevancia mayor la comunicación.
                
Si en el equipo no se dan las instrucciones claras será muy difícil que se logre el objetivo que se había planteado. Por otro lado, si el mensaje se da correctamente pero alguien no lo toma, la eficiencia del equipo no será completa. Se necesita un equilibrio: un buen emisor y un buen receptor.
                
Ahí radica la clave de la eficiencia: un grupo de personas que trabajan juntas persiguiendo el mismo objetivo son más que un equipo, en realidad no dejan de ser seres individuales y por eso el desempeño de cada uno definirá el desempeño final del conjunto.
                
En ocasiones se tendrán todos los recursos, un buen emisor y buenos oyentes pero aún así puede que la eficiencia o el resultado no sea el esperado, es aquí donde entra un tercer factor igual de importante: la confianza.

Se puede tener al mejor grupo de trabajo pero si no existe la más mínima confianza entre ellos jamás podrán comunicar al resto lo que realmente quieren comunicar y el equipo solamente será un conjunto de personas aisladas que por su cuenta intentan llegar al fin sin tomar en consideración la valiosa labor de los demás.

Es por eso que (a mi punto de vista) se debe primero trabajar con el aspecto de la confianza, puesto que en un grupo donde el compañerismo predomina el mal emisor puede ser cuestionado, el mal oyente puede preguntar y el aislamiento no será una opción pues todos se darán cuenta de que el mucho mejor y más sano entablar una convivencia con otras personas ya que eso facilita el trabajo y el resultado llega con rapidez y sin problemas.

Aunque la personalidad juega un papel importante a la hora de expresarnos con los demás, la confianza es la que promueve la desaparición de problemas muy comunes como lo son los prejuicios: en un grupo de personas los prejuicios están a la orden del día.

He estado tratando sobre como la confianza ayuda al proceso de la comunicación pero, ¿quién ayuda a la confianza? Esa tal vez sea una muy buena pregunta pero le doy una sencilla respuesta: la comodidad.

Cuando uno se siente cómodo es muy sencillo entablar una buena conversación, el mensaje fluye con tanta facilidad que nos hace sentir aún más cómodos. Pero, ¿Cómo sentirse cómodo con un grupo de personas?

La respuesta es todavía más sencilla: para lograr que las personas sientan comodidad es muy útil la diversión. En un ambiente con risas no hay estrés ni presión, lo que mejora el trato con las demás personas.

No se trata de estar “jugando” todo el tiempo, con una sola actividad grupal que los mantenga a todos atentos y relajados es sencillísimo poder sacar una sonrisa que abra completamente el canal comunicativo o, mejor aún, romper barreras existentes.

Lo divertido es sentirse satisfecho, por eso cuando el equipo realiza una actividad donde es estrictamente necesaria la correcta participación de todos los integrantes nos encontramos con que, tras realizarla y haber llegado a la meta todos se sienten muy bien: muy bien con ellos mismos, muy bien con los demás y muy bien con el conjunto. Se sienten satisfechos.

Con estos tres puntos de apoyo (diversión-satisfacción, confianza y comunicación) la estructura del grupo será inquebrantable. Recordemos que es totalmente aplicable a la sociedad puesto que las comunidades son eso: un equipo en el que todos necesitan de todos.

Las personas somos como gotas de luz, cada una iluminamos un espacio a nuestro alrededor pero cuando nos juntamos podemos iluminar el mundo.

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